martes, 30 de noviembre de 2010

E


Qué suave piel tienes.

Me imagino que cuando te sonrojas se ha de ver apetecible, ya que su color, sin ser pálido es claro. A veces me recuerda al pan dulce recién horneado, es fragante, tibia y se ve tan dulce que dan ganas de morderte.

Acariciarla es delicioso, ya que atreves de ella se siente tu calor y si la toco en el lugar indicado se pueden sentir tus venas palpitar, notar los efectos que provocan mis caricias es como un halago, como si tu piel agradeciera que la procuro, ver como se eriza, como si tus poros fueran ventosas queriéndose pegar a mis dedos, y el olor que desprende cuando sube tu temperatura, ¡es tan increíble!

¿Sabes que cuando la veo muy de cerca y a contra luz, no es tan lampiña como aparenta? Si la veo así puedo ver todos y cada uno de los finísimos vellos que salen de ella, y es divertido tocarlos muy delicadamente y que eso haga que te estremezcas.

Sí, tienes una piel muy suave, y eso me gusta.

Pero, ¿sabes qué me gusta más?
Que tú no hayas notado que me doy cuenta de todo lo que pasa en tu piel.

Kukl.
12 de enero de 2008

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